Llegar al final del día cuando se tiene una pérdida auditiva puede resultar complicado. Las situaciones diarias requieren un esfuerzo mayor para seguir y comprender lo que se dice. Al tener una pérdida auditiva, los oídos no tienen la capacidad de captar determinados sonidos. Su cerebro necesita esforzarse mucho más para “llenar los huecos” y averiguar qué se ha dicho.
Estas tareas requieren del uso de muchos más recursos mentales y pueden hacer que se sienta agotado. Al utilizarlos para oír, disminuye la posibilidad de usar otros recursos para realizar funciones cerebrales importantes, como recordar qué se ha dicho. Por ello, aunque consiga seguir la conversación puede que tenga problemas para recordarla. Para reducir la carga de trabajo de su cerebro es importante que oiga a todos los participantes de la conversación claramente, en especial en entornos ruidosos.