La otitis externa, también conocida como “oreja de nadador”, es la inflamación de la piel del conducto auditivo externo, que transporta los sonidos del exterior al tímpano. A continuación te contamos cuáles son sus síntomas y cómo podés prevenirla.
Suele aparecer cuando nuestro oído está en contacto con el agua de forma intensa, como en la playa o la pileta, lo que favorece el desarrollo de hongos y bacterias.
Otras veces, la otitis es el resultado de alergias, eccemas, heridas por rascado o daño con objetos punzantes.
El síntoma principal de la otitis externa es el dolor de oído, que puede ir de una simple molestia a un dolor intenso, acompañado o no de picor. A veces, el oído supura, lo que obstaculiza la audición, al juntarse con otras impurezas o la propia inflamación.
Si aparece alguno de los síntomas descritos, debés consultar al otorrino, evitando que entre agua en el oído. El tratamiento de una otitis externa leve suele ser a base de gotas antibióticas y corticoides, curándose a los 7 o 10 días.